jueves, 25 de julio de 2013

La masterización de audio.


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En éste artículo, vamos a explicar en que consiste el concepto de masterización, sea cual sea su finalidad en el proceso de audio. Tengo que aclarar previamente que nos centraremos exclusivamente en la parte de audio, ya que por ejemplo en la industria musical, el término Master también se refiere a la adición de todas las informaciones digitales que debe contener el formato de datos de un disco, como producto final: título del álbum y de las pistas, artista o intérprete, productor fonográfico y código ISRC. Hablaremos del ámbito musical y de otros tantos, relacionados con éste tratamiento del audio.

La masterización de audio es el último proceso que recibe una mezcla sonora, ya sea para un disco de música, una película de cine, una publicidad, o un producto de radio, televisión o internet. Se lleva a cabo después del proceso de mezcla, y su importancia es vital en la calidad de sonido del producto final.
Consiste en un tratamiento de la señal de audio, por el cual ajustamos el nivel general de la mezcla al estándar de difusión y de acuerdo con las necesidades requeridas por el producto final. Es común que la lleve a cabo un técnico ajeno al proceso de mezcla, que no tenga contaminados sus oídos con los pros y los contras de el proceso anterior.
Por un lado, el producto precisa un cuidado estético, y por otro unas cualidades técnicas, dependiendo de la finalidad, el medio de difusión, e incluso del aparato susceptible de retrasmitir el producto de cara al cliente. En unos casos prima la calidad de audio, como el caso de un disco musical de alta fidelidad. Y en otros casos es más importante la seguridad en que el mensaje llegue al consumidor en el caso de la publicidad. En detrimento de la calidad de audio, claro. Y éste es un punto clave. El proceso de master puede dar alas a la calidad del audio en un disco, o puede estropearla un poco para llegar a un fin concreto en el caso de la publicidad, y las dos pueden estar aplicadas correctamente. Pero en ambos casos hay que tener claro lo que se quiere conseguir, conocer los medios para llevarlo a cabo y los límites que existen para hacerlo correctamente.

El aspecto estético,  se suele tener más en cuenta en el terreno musical o artístico. La masterización en éste caso imprime un carácter en el audio, dándole una identidad y un color, que lo diferencia de otro producto similar. La elección de los equipos es muy importante, por ejemplo para conseguir un sonido más “Británico”, o un sonido más “Americano”, en una producción musical moderna. Es una de las razones por las que podemos identificar rápidamente qué banda está sonando, a parte de por el estilo y la forma de ejecutar de sus componentes. Grupos como ACDC, Red Hot Chili Peppers y una larga lista más, se pueden reconocer al instante de comenzar a sonar, por ése sonido tan propio que tienen sus discos. Detrás de éste tipo de bandas, siempre hay un productor musical importante, que tiene muy claro el “cómo” deben sonar.
El tipo de ajustes en la masterización también depende del estilo musical. Una obra de música clásica, por lo general va a llevar un tratamiento más suave y va tener mucha más dinámica que una “canción del verano” donde la masterización suele ser mucho más agresiva. En cualquier caso lo que importa es que todo suene agradable al oído, de darle una sonoridad y un empuje elegantes, acordes al estilo con el que estemos trabajando. Y debería importar menos el nivel de escucha. Digo “debería”, porque en los últimos tiempos se ha generalizado lo que algunos llaman “La guerra de niveles”. Es decir, intentar sonar “más alto” que los demás. Y es que se ha comprobado, que la primera impresión del que escucha, es que una pieza musical que suena más alta, suena “mejor” o “mas potente” con respecto a una que suena más baja. Pero realmente si equiparamos la cantidad de volúmen, la diferencia de calidad se percibe claramente a favor de la que aparentemente suena “menos”.

En el aspecto técnico, habría que adecuar el nivel a unos estándar que se han implementado recientemente, según la norma EBU R128. Pero la tecnología para ajustar esos niveles, todavía no está disponible para todo el mundo que hace broadcast, así que de momento, yo me baso en la norma inmediatamente anterior. En todo caso, la diferencia de niveles entre las dos normas es mínima, aunque perceptible si escuchas dos muestras de la misma mezcla con distintos tratamientos. Los niveles de referencia en los que yo me baso son los siguientes:
Música moderna: Hago caso a Bob Katz, nivel de pico hasta -0dB y nivel RMS máximo -14dB. (abstenerse los guerrilleros del nivel).
Música clásica: Nivel de pico hasta -0dB y nivel RMS -25/30dB.
Televisión y rádio: Depende del cliente, pero una media de -9dB de pico, y nivel RMS de -23dB,  (MTV por ejemplo sería más alto).
Publicidad: No pasar del límite de -14dB RMS que dice Bob Katz, (pero la publicidad es una “guerra de nivel” en si misma…). Y después no olvidar algo importante. Disminuir el nivel de pico de todo el archivo, al máximo que admitan los equipos de emisión de la cadena. Hay que tener en cuenta que las diferentes rádios y televisiones tienen diferentes compresores y limitadores de seguridad en el departamento de emisiónes, y habrá que ajustarse a lo que pida el cliente, ó preguntarle qué necesita. Si no hacemos éste último paso, los equipos de emisión modificarán nuestro producto y no se emitirá como nosotros lo escuchábamos en el estudio.
Internet: Como casi todo lo que se cuelga en la red es publicidad, seguimos el mismo patrón que la publicidad. Incluso si vamos a subir un cortometraje, lo tendremos que comprimir más de lo que sería normal en cine, para que la gente lo pueda escuchar desde cualquier portátil sin tener que pegar la oreja.
Cine: No llegar a 0dB de pico, y un nivel RMS mas libre, lo cual permite recrear momentos de tensión, de sorpresa, etc.
Hay que explicar que hablamos de “niveles de referencia” por lo que existe una cierta flexibilidad en los ajustes. Unas veces la mezcla te pedirá menos compresión, y otras te permitirá apretar más el audio, dependiendo de la situación y la finalidad.
Con la aplicación de estos estándar se consigue que, por ejemplo, cuando estas viendo la televisión, lleguen los anuncios a un nivel perceptiblemente más alto que la emisión de cadena. Esas referencias, nos permiten también equiparar el nivel de audio de todos esos bloques de publicidad en una radio o televisión, o igualar el nivel de todas las canciones contenidas en un CD de música. Es incómodo para el consumidor tener que corregir el volumen de su reproductor, cuando está escuchando canciones de un mismo disco. Pero la masterización no solo tiene en cuenta esto. Hoy en día se llegan a masterizar varias versiones de un tema musical importante (con presupuesto), una para cada tipo de formato de reproducción; CD, Vinilo, Mp3. A simple vista, el altavoz de unos auriculares de Mp3 es mucho más pequeño que el de una sala de cine no…? Y no es lo mismo escuchar una película en un cine con la gente en silencio, que tu canción favorita con auriculares en un autobús lleno de bullicio… Es comprensible que todo esto también se tenga en cuenta en el tratamiento final del audio.

También, durante el proceso de master, se realizan correcciones sobre los posibles errores que pueda tener la mezcla. Lo ideal es que la propia mezcla no los contenga, y poderse centrar en el ajuste de nivel y sonoridad. Pero en caso de tener que hacer correcciones, se va a variar la intención que se quiso dar en el archivo original, por eso hay que evitar ajustes demasiado extremos. Para esto se utilizan ecualizadores, excitadores armónicos e incluso reverberación, si la mezcla quedó demasiado seca, o desubicada. Y si tu estás haciendo tu propio master, y ves algún problema, lo suyo es volver a la mezcla y hacer las correcciones que creas convenientes, antes de masterizar.
Hay que observar que cuando modificamos la compresión de una mezcla se disparan unas frecuencias con respecto a otras, por lo cual casi siempre se tiene que llevar a cabo una ecualización de corrección. Es común también la compresión diferencial en frecuencia, que se basa en dar más prioridad a las frecuencias que más nos interesa comprimir, con respecto a las que son secundarias, siempre intentando que el proceso conserve la intención del archivo orígen.

La masterización es un campo quizás menos artístico que la mezcla, pero que exige una educación delicada del oído y unos conocimientos técnicos muy altos, para aplicarla correctamente. El buen técnico de master, es valorado por su experiencia y por sus años de especialización. Además de por disponer de equipos de calidad muy calibrados, y de conocerlos bien. Sus decisiones son tan importantes para el producto final, que en ocasiones tiene que decidir “no hacer nada” sobre lo que llega a sus manos.
A partir de que entendamos en que consiste el proceso de Masterización, podremos empezar a tomar decisiones y a saber elegir mejor los diferentes caminos para poner a nivel nuestra mezcla. Y solo entendiendo lo que hacemos, y por qué lo hacemos, conseguiremos hacer de nuestra mezcla algo mejor, y no lo contrario. Espero haberos ayudado en algo, o por lo menos que hayáis entendido un poco en qué consiste este maravilloso mundo del audio.

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