http://www.revistaimprescindibles.com/suplemento/la-masterizacion-de-audio
En éste artículo, vamos a explicar en que consiste el concepto de
masterización, sea cual sea su finalidad en el proceso de audio. Tengo
que aclarar previamente que nos centraremos exclusivamente en la parte
de audio, ya que por ejemplo en la industria musical, el término Master
también se refiere a la adición de todas las informaciones digitales que
debe contener el formato de datos de un disco, como producto final:
título del álbum y de las pistas, artista o intérprete, productor
fonográfico y código ISRC. Hablaremos del ámbito musical y de otros
tantos, relacionados con éste tratamiento del audio.
La masterización de audio es el último proceso que recibe una mezcla
sonora, ya sea para un disco de música, una película de cine, una
publicidad, o un producto de radio, televisión o internet. Se lleva a
cabo después del proceso de mezcla, y su importancia es vital en la
calidad de sonido del producto final.
Consiste en un tratamiento de la señal de audio, por el cual
ajustamos el nivel general de la mezcla al estándar de difusión y de
acuerdo con las necesidades requeridas por el producto final. Es común
que la lleve a cabo un técnico ajeno al proceso de mezcla, que no tenga
contaminados sus oídos con los pros y los contras de el proceso
anterior.
Por un lado, el producto precisa un cuidado estético, y por otro unas
cualidades técnicas, dependiendo de la finalidad, el medio de difusión,
e incluso del aparato susceptible de retrasmitir el producto de cara al
cliente. En unos casos prima la calidad de audio, como el caso de un
disco musical de alta fidelidad. Y en otros casos es más importante la
seguridad en que el mensaje llegue al consumidor en el caso de la
publicidad. En detrimento de la calidad de audio, claro. Y éste es un
punto clave. El proceso de master puede dar alas a la calidad del audio
en un disco, o puede estropearla un poco para llegar a un fin concreto
en el caso de la publicidad, y las dos pueden estar aplicadas
correctamente. Pero en ambos casos hay que tener claro lo que se quiere
conseguir, conocer los medios para llevarlo a cabo y los límites que
existen para hacerlo correctamente.
El aspecto estético, se suele tener más en cuenta en el terreno
musical o artístico. La masterización en éste caso imprime un carácter
en el audio, dándole una identidad y un color, que lo diferencia de otro
producto similar. La elección de los equipos es muy importante, por
ejemplo para conseguir un sonido más “Británico”, o un sonido más
“Americano”, en una producción musical moderna. Es una de las razones
por las que podemos identificar rápidamente qué banda está sonando, a
parte de por el estilo y la forma de ejecutar de sus componentes. Grupos
como ACDC, Red Hot Chili Peppers y una larga lista más, se pueden
reconocer al instante de comenzar a sonar, por ése sonido tan propio que
tienen sus discos. Detrás de éste tipo de bandas, siempre hay un
productor musical importante, que tiene muy claro el “cómo” deben sonar.
El tipo de ajustes en la masterización también depende del estilo
musical. Una obra de música clásica, por lo general va a llevar un
tratamiento más suave y va tener mucha más dinámica que una “canción del
verano” donde la masterización suele ser mucho más agresiva. En
cualquier caso lo que importa es que todo suene agradable al oído, de
darle una sonoridad y un empuje elegantes, acordes al estilo con el que
estemos trabajando. Y debería importar menos el nivel de escucha. Digo
“debería”, porque en los últimos tiempos se ha generalizado lo que
algunos llaman “La guerra de niveles”. Es decir, intentar sonar “más
alto” que los demás. Y es que se ha comprobado, que la primera impresión
del que escucha, es que una pieza musical que suena más alta, suena
“mejor” o “mas potente” con respecto a una que suena más baja. Pero
realmente si equiparamos la cantidad de volúmen, la diferencia de
calidad se percibe claramente a favor de la que aparentemente suena
“menos”.
En el aspecto técnico, habría que adecuar el nivel a unos estándar
que se han implementado recientemente, según la norma EBU R128. Pero la
tecnología para ajustar esos niveles, todavía no está disponible para
todo el mundo que hace broadcast, así que de momento, yo me baso en la
norma inmediatamente anterior. En todo caso, la diferencia de niveles
entre las dos normas es mínima, aunque perceptible si escuchas dos
muestras de la misma mezcla con distintos tratamientos. Los niveles de
referencia en los que yo me baso son los siguientes:
Música moderna: Hago caso a Bob Katz, nivel de pico hasta -0dB y nivel RMS máximo -14dB. (abstenerse los guerrilleros del nivel).
Música clásica: Nivel de pico hasta -0dB y nivel RMS -25/30dB.
Televisión y rádio: Depende del cliente, pero una media de -9dB de pico, y nivel RMS de -23dB, (MTV por ejemplo sería más alto).
Publicidad: No pasar
del límite de -14dB RMS que dice Bob Katz, (pero la publicidad es una
“guerra de nivel” en si misma…). Y después no olvidar algo importante.
Disminuir el nivel de pico de todo el archivo, al máximo que admitan los
equipos de emisión de la cadena. Hay que tener en cuenta que las
diferentes rádios y televisiones tienen diferentes compresores y
limitadores de seguridad en el departamento de emisiónes, y habrá que
ajustarse a lo que pida el cliente, ó preguntarle qué necesita. Si no
hacemos éste último paso, los equipos de emisión modificarán nuestro
producto y no se emitirá como nosotros lo escuchábamos en el estudio.
Internet: Como casi
todo lo que se cuelga en la red es publicidad, seguimos el mismo patrón
que la publicidad. Incluso si vamos a subir un cortometraje, lo
tendremos que comprimir más de lo que sería normal en cine, para que la
gente lo pueda escuchar desde cualquier portátil sin tener que pegar la
oreja.
Cine: No llegar a 0dB de pico, y un nivel RMS mas libre, lo cual permite recrear momentos de tensión, de sorpresa, etc.
Hay que explicar que hablamos de “niveles de referencia” por lo que
existe una cierta flexibilidad en los ajustes. Unas veces la mezcla te
pedirá menos compresión, y otras te permitirá apretar más el audio,
dependiendo de la situación y la finalidad.
Con la aplicación de estos estándar se consigue que, por ejemplo,
cuando estas viendo la televisión, lleguen los anuncios a un nivel
perceptiblemente más alto que la emisión de cadena. Esas referencias,
nos permiten también equiparar el nivel de audio de todos esos bloques
de publicidad en una radio o televisión, o igualar el nivel de todas las
canciones contenidas en un CD de música. Es incómodo para el consumidor
tener que corregir el volumen de su reproductor, cuando está escuchando
canciones de un mismo disco. Pero la masterización no solo tiene en
cuenta esto. Hoy en día se llegan a masterizar varias versiones de un
tema musical importante (con presupuesto), una para cada tipo de formato
de reproducción; CD, Vinilo, Mp3. A simple vista, el altavoz de unos
auriculares de Mp3 es mucho más pequeño que el de una sala de cine no…? Y
no es lo mismo escuchar una película en un cine con la gente en
silencio, que tu canción favorita con auriculares en un autobús lleno de
bullicio… Es comprensible que todo esto también se tenga en cuenta en
el tratamiento final del audio.
También, durante el proceso de master, se realizan correcciones sobre
los posibles errores que pueda tener la mezcla. Lo ideal es que la
propia mezcla no los contenga, y poderse centrar en el ajuste de nivel y
sonoridad. Pero en caso de tener que hacer correcciones, se va a variar
la intención que se quiso dar en el archivo original, por eso hay que
evitar ajustes demasiado extremos. Para esto se utilizan ecualizadores,
excitadores armónicos e incluso reverberación, si la mezcla quedó
demasiado seca, o desubicada. Y si tu estás haciendo tu propio master, y
ves algún problema, lo suyo es volver a la mezcla y hacer las
correcciones que creas convenientes, antes de masterizar.
Hay que observar que cuando modificamos la compresión de una mezcla
se disparan unas frecuencias con respecto a otras, por lo cual casi
siempre se tiene que llevar a cabo una ecualización de corrección. Es
común también la compresión diferencial en frecuencia, que se basa en
dar más prioridad a las frecuencias que más nos interesa comprimir, con
respecto a las que son secundarias, siempre intentando que el proceso
conserve la intención del archivo orígen.
La masterización es un campo quizás menos artístico que la mezcla,
pero que exige una educación delicada del oído y unos conocimientos
técnicos muy altos, para aplicarla correctamente. El buen técnico de
master, es valorado por su experiencia y por sus años de
especialización. Además de por disponer de equipos de calidad muy
calibrados, y de conocerlos bien. Sus decisiones son tan importantes
para el producto final, que en ocasiones tiene que decidir “no hacer
nada” sobre lo que llega a sus manos.
A partir de que entendamos en que consiste el proceso de
Masterización, podremos empezar a tomar decisiones y a saber elegir
mejor los diferentes caminos para poner a nivel nuestra mezcla. Y solo
entendiendo lo que hacemos, y por qué lo hacemos, conseguiremos hacer de
nuestra mezcla algo mejor, y no lo contrario. Espero haberos ayudado en
algo, o por lo menos que hayáis entendido un poco en qué consiste este
maravilloso mundo del audio.