lunes, 3 de mayo de 2010

La ecualización

Si usted piensa hacer una grabación de una agrupación o banda musical recuerde que se debe tener en cuenta varias técnicas, pero hoy te hablare de una de estas técnicas: La ecualización.

El espectro musical audible abarca unas 10 octavas en total si tenemos en cuenta el rango de frecuencias comprendido entre 20Hz y 20 Khz. Por lo general, las primeras y últimas octavas son las más críticas de monitorizar y a su vez las que pasan más desapercibidas al oído humano por estar situadas en los extremos de nuestra capacidad física auditiva.

Este hecho queda reflejado en la curva de EQ más solicitada por nuestro oído a lo largo de los años, que no es otra que la típica con forma de "V" o de "sonrisa" que tantas veces hemos visto en equipos hi-fi, auto-radios, etc. ¿Y a qué se debe entonces el hecho de que esa curva suene más agradable al oído? Pues precisamente realzamos gradualmente aquellos extremos a los que el oído humano es menos sensible, tratando de equilibrar el sonido resultante para que nos suene más "plano" y agradable. Vemos que a medida que nos alejamos del rango medio, ya sea descendiendo o ascendiendo en el espectro, necesitamos ir elevando el nivel de cada frecuencia respecto a la anterior para que todo suene aparentemente equilibrado. Este fenómeno va asociado a la conocida teoría de Fletcher-Munson, basada en los contornos de igual sonoridad o "curvas isofónicas", que demuestra que el oído humano responde de diferente forma dependiendo de la intensidad sonora de la fuente. De este modo, a niveles bajos necesitamos de una curva más pronunciada en graves/agudos que disimule nuestras carencias de respuesta a intensidades moderadas, y a niveles altos el oído se acerca más a ese equilibrio que no requiere de ecualización compensatoria. Los filtros de refuerzo de los equipos hi-fi suelen ocuparse de subsanar esas deficiencias de escucha a niveles bajos, y esa función suele activarse mediante un selector que puede ir etiquetado de varias formas dependiendo de la filosofía de cada fabricante: Loudness, mega-bass, super-mega-power-bass-extension, etc.

Es importante asimilar que el oído responde de diferente forma dependiendo de la intensidad a la que se reproduzca la fuente, ya que nuestras mezclas pueden quedar fuertemente condicionadas por el nivel de monitorización que hayamos usado al realizar el trabajo. Se hace recomendable entonces variar por momentos el volumen general de la mezcla para controlar que todo funcione a diferentes niveles de escucha. La percepción de bajas frecuencias cambia drásticamente en base al volumen al que reproduzcamos nuestra señal, por lo que mezclar a un volumen reducido constantemente puede traducirse en un resultado dañino debido a un exceso de graves.

Ecualización Microfónica
Curiosamente, la etapa más importante de la ecualización no utiliza ningún control de ganancia, frecuencia ni Q.

Estamos hablando de la elección de los micrófonos y su colocación. Es aquí donde debemos experimentar y buscar el sonido que queremos obtener, ya sea probando distintos micros, jugando con la posición de los mismos, o de cualquier otra forma que se nos ocurra. Cuando presionemos el botón "rec" debemos estar completamente satisfechos del sonido que vamos a grabar.

Es un error colocar los micros en un sitio donde más o menos suenan bien, pensando en "ya lo ecualizaré después". Como cualquier otro procesador, lo ideal es usar la EQ para hacer excelente un sonido que de por sí ya es bueno, no para maquillar una mala grabación.

Si contamos con una buena interpretación por parte del músico, la correcta afinación del instrumento (aunque parezca obvio) y la acertada elección de micros y su posición harán más por nuestro sonido que cualquier EQ posterior.

El Gran Cuadro
A la hora de aplicar EQ conviene definir de antemano dónde queremos ir. Debemos evaluar qué instrumentos hay en la mezcla e identificar cuáles son los principales, pues éstos serán los que hagamos más "grandes", mientras que instrumentos que sólo aparecen puntualmente o no desempeñan un papel importante en el tema pueden ser más "pequeños".

Algunos ingenieros hablan del "Gran Cuadro", en el cual posicionan todos los instrumentos en el espectro de tal forma que cada uno predomina en ciertas zonas, sin molestar en el espacio de otros. A la hora de ecualizar debemos tener este gran cuadro en mente, para no realzar las mismas frecuencias en dos instrumentos distintos.

La decisión de qué instrumentos son los importantes viene determinada por el tema en sí, aunque hay ciertos patrones comunes en función del estilo de música:

En Pop y Rock generalmente el instrumento más importante es la voz, el bombo y el bajo ocupan gran parte del low end, sustentando al resto de instrumentos.

En Jazz el instrumento más importante es el solista, independientemente de que sea una guitarra, piano, contrabajo, etc.
En Hip-Hop y Rap el bombo y el bajo suelen ser descomunales (a menudo con sub-bombos y sub-bajos), y las voces muy presentes y fuertes.

En cualquier caso, la cantidad de instrumentos a mezclar condiciona la EQ que se aplica. En general, cuantos más instrumentos haya más debemos limitar el espectro de cada uno, y cuantos menos instrumentos, más grandes pueden ser.

EQ holes
Para hacer que varios instrumentos suenen bien de manera simultánea se utiliza la técnica de los EQ Holes, mediante la cual aplicamos ecualización sustractiva (cortes en frecuencia) a un instrumento en un punto, para aplicar en ese mismo punto ecualización aditiva (realce en frecuencia) a otro instrumento.

En esencia lo que estamos haciendo es "escarbar agujeros" en un instrumento para rellenarlos con otro y viceversa, de tal forma que el espectro resultante sea más o menos homogéneo.

La ecualización sustractiva es una herramienta muy potente, aunque a menudo nos olvidamos de ella. La tendencia cuando no nos gusta cómo suena algo es enmascararlo realzando lo que nos es agradable, en lugar de desenmascarar lo que nos gusta quitando las frecuencias que sobran.

En la siguiente mezcla que hagas prueba a no aplicar ni un solo dB positivo en la ecualización y utiliza sólo EQ sustractiva. Te sorprenderá lo fácil que te será después la mezcla.

Probablemente al final tendrás que realzar algunos puntos para que todo suene como estás acostumbrado, pero casi seguro que será mucho menos de lo que lo habrías hecho si no hubieras usado EQ sustractiva.
En general, la EQ aditiva se emplea para hacer que un instrumento suene más excitante o distinto a como lo viene haciendo y la EQ negativa es útil para conseguir que varios instrumentos suenen bien simultáneamente.

Otro aspecto que tener en cuenta es que no debemos emplear mucho tiempo ecualizando un instrumento en "solo", ya que puede ocurrir que lo que suena bien de manera independiente no lo haga junto al resto de instrumentos. Lo importante es que la mezcla final funcione, no cada instrumento por separado.

Como último consejo, fíate de tus oídos: si suena bien, está bien. No hay reglas. Si tienes que emplear +17 dB para obtener el sonido que buscas, adelante. Lo importante es cómo suena, no qué hiciste para lograrlo.

Ejemplo en audio
El ejemplo práctico que hemos elegido consiste en ecualizar el bombo de una batería acústica y un bajo eléctrico para que interactúen mejor. Encontrarás todos los archivos de audio en nuestra web www.ispmusica.com.

Bombo
La primera acción en la EQ del bombo fue aplicar un corte de 13.8 dB en los 369 Hz. Esta es una zona donde habitualmente se trabaja para hacer que los bombos suenen más definidos. Con la misma idea utilizamos un filtro paso alto en 39 Hz, aumentando el Q a 1.15 para hacer más pronunciada la pendiente. Los archivos Bombo.mp3 y Bombo_EQ-_graves.mp3 muestran respectivamente el bombo original y el resultado de aplicar los cortes en las frecuencias graves.

El siguiente paso fue buscar un sweet spot donde realzar el ataque de la maza. Nos pareció que 2748 Hz era un buen punto, y aplicamos +6.9 dB, con un Q no muy ancho, para evitar saturar rápidamente esta importante zona. También utilizamos un filtro paso bajo para eliminar las frecuencias por encima de los 13 kHz, que aportan poco en este instrumento. El archivo Bombo_EQ_Final.mp3 muestra la EQ final del bombo.

Bajo
La ecualización en el bajo ha sido totalmente sustractiva. El paso alto en 70 Hz hace que el bajo respire más y crea espacio para el bombo en esta zona, el paso bajo en 9377 Hz elimina ruidos de alta frecuencia. El pronunciado corte de 11.4 dB en 155 Hz (Q=6.5) se deshace de una resonancia con el bombo que resultaba muy molesta y la atenuación en 692 Hz hace que el sonido del bajo sea más definido. Los archivos Bajo.mp3 y Bajo_EQ_Final.mp3 muestran el bajo original y el ecualizado.

Para escuchar el efecto que la EQ tiene en el trabajo conjunto bombo-bajo, hemos preparado los archivos Bombo_Bajo_NO-_EQ.mp3 y Bombo_Bajo_EQ-_Final.mp3. En el primero escuchamos los dos instrumentos sin ecualizar y en el segundo podemos apreciar el efecto de la EQ. Los dos instrumentos interactúan mejor, sonando cada uno más definido.

ECUALIZANDO QUE ES GERUNDIO

Generalmente dividimos mentalmente el espectro en secciones a la hora de analizar con más facilidad la fuente a la que estemos prestando atención. Es totalmente común encontrarnos pensando en "graves, medios y agudos" cuando nos encontramos analizando una mezcla en cuanto a sonido. De esta forma, nos resulta más sencillo decidir si lo que escuchamos mantiene el equilibrio que deseamos, o por lo menos se hace más rápido y directo que si tenemos que fijarnos en cada una de las bandas aisladas que conforman el espectro.

Tres zonas parecen suficientes para hacernos una primera idea sobre si alguna de estas está por encima de las otras y si necesita de equilibrio manual a base de EQ . Cuando pretendemos profundizar más en la ecualización, se hace necesaria una subdivisión del espectro en más porciones que nos permitan optimizar de manera más clínica la fuente origen. En este caso, el siguiente paso podría ser crear mentalmente dos secciones más, intercaladas entre las tres anteriores. De esta forma nuestra separación mental de frecuencias estaría ahora formada por "graves, medios-graves, medios, medios-agudos y agudos". Esto tan sólo son ejemplos, y cada uno puede llevar a cabo este tipo de ejercicios a su antojo, ya que no existen normas básicas que funcionen para todos, y lo que para unos puede ayudar, para otros puede despistar. Por último, una vez localizada la zona problemática, podemos llegar más allá intentando dar con la frecuencia exacta que debemos atenuar o realzar para que nuestra señal tome forma.

Bien, pues basémonos en principio en la separación virtual de tres bandas ( graves, medios y agudos) para comprender mejor el concepto de ecualización, y que cada uno vaya ahondando en este delicado proceso a medida que vaya aprendiendo a dominarlo.

Ecualizar proviene del término inglés que nosotros traducimos como "igualar", lo que hace más sencillo comprender que la acción de ecualizar se corresponde con el simple hecho de añadir o restar volumen a una señal, pero con la diferencia de que en este caso se hace sobre bandas concretas, pudiendo escoger qué rango de frecuencias queremos modificar para lograr el equilibrio o efecto deseado. Por lo tanto, se puede decir que es lo mismo realzar graves y agudos, que atenuar los medios. Lo que el oído interpreta es el equilibrio final que percibimos.

Es recomendable actuar atenuando las frecuencias que parecen estorbar que realzando las que creemos que faltan, para dotar al sonido de más naturalidad, o para encajarlo en una mezcla sin que "moleste" a los que conviven en su mismo rango de frecuencias. Veamos algunas razones que nos empujan a atenuar antes que a realzar dB´s a la hora de ecualizar una señal:

- El oído humano es más sensible a los picos que a los declives, por lo que nos resulta más sencillo escuchar lo que sobra, que lo que falta.
- Otra razón viene dada por la limitación de volumen que tiene toda señal (0 dB´s en digital, que es el valor más alto que se puede representar), que a veces obliga a reducir su volumen antes de ser realzada en el ecualizador para que la salida no distorsione al rebasar el nivel de pico. En el mundo analógico la llegada "al tope" se produce de manera gradual, aceptando en la mayoría de casos cierta "sobrecarga" que se convierte en distorsión si apuramos demasiado los niveles de entrada/salida.
-Los ecualizadores de gama alta son los que mejor suenan cuando realzamos frecuencias, pero con ecualizadores de menor calidad resulta más ético atenuar que realzar con el fin de evitar el ruido asociado a el hecho de "inventar ganancia", ya se trate de ecualizadores analógicos, en cuyo caso el ruido proviene del mayor o menor afortunado diseño de su circuitería, o de ecualizadores digitales en los que la calidad va determinada por los algoritmos internos en los que basen su funcionamiento.

Los ecualizadores paramétricos permiten ajustar el factor "Q", facilitándonos la labor de actuar sobre una frecuencia concreta afectando en mayor o menor medida a las frecuencias colindantes. A la hora de realzar se recomienda usar Q´s más anchas en busca de un resultado más natural, más musical, sin artefactos extraños. Sin embargo, cuando se trata de atenuar puede ser más útil centrarse en frecuencias específicas si pretendemos eliminar un problema en concreto.

Como el oído es más sensible a lo que "sobra" que a lo que "falta", la mejor forma de eliminar problemas consiste en usar un factor Q estrecho y realzar unos cuántos dB´s el rango de frecuencias que sintamos problemático, realizando después "barridos" laterales en busca de la frecuencia que perjudica el sonido, ya sea una frecuencia determinada, una banda más ancha de frecuencias, o u otro tipo de "suciedad" como puede ser el asociado a frecuencias "dolorosas" (y armónicos) que han quedado posiblemente demasiado realzadas en la captura.

UTILIDADES DE LA ECUALIZACIÓN : En busca de la mayor sonoridad

Imaginemos una mezcla sin EQ todavía y conozcamos pequeños detalles que pueden llevarnos a mejorar nuestro sonido.

Primeramente comenzaremos por dar un "repaso" a todas las pistas por separado para ajustar EQ, eliminando aquellas impurezas que consideremos innecesarias o que simplemente desagraden a nuestro oído. Después volveremos a esta sección de EQ individual para asentar los instrumentos en la mezcla. Una vez retocada cada pista, que en principio no tienen por qué ser todas ni mucho menos, procedamos a mezclar.

Es recomendable tener como referencia un par de pistas que hagan de extremos del espectro, como por ejemplo, un bombo en el extremo grave, y una percusión aguda en el otro extremo, ya sea un hi-hat, pandereta, etc. Esto quiere decir que el bombo es el que "manda" en la zona más grave, y si usamos un hi-hat en el otro extremo, este será el que domine la zona más aguda del espectro, encontrándose por debajo la definición en agudos de los demás instrumentos, buscando siempre el hacer sitio para todos y tratando de evitar que las pistas se "pisen" y molesten entre ellas. Gracias a estos extremos definidos siempre nos será más fácil integrar un tercer instrumento con precisión, sin pasarnos con éste a la hora de ecualizarlo buscando más cuerpo o más brillo, restando protagonismo a los extremos si nos pasamos, lo que supondría el principio de una mala mezcla. Por ejemplo, si nos pasamos añadiendo graves a una pista de voz masculina, seguramente acabemos restando protagonismo a los instrumentos que han de dominar ese rango comenzando así a desvirtuar nuestra mezcla. Recomiendo no llevar a cabo ese tipo de ejercicios a no ser que sea en busca de fines específicos y que tengamos claros.


El fin de todo proceso en mezcla persigue un único objetivo, que es lograr la máxima sonoridad posible. Pero, ¿a qué hace alusión el término "sonoridad"? Pues en instrumentos aislados la sonoridad indica la intensidad del instrumento. De esta forma, un instrumento que destaca sobre otro posee más sonoridad.

Pero vayamos al caso que nos interesa, que es el entorno de una mezcla de varias pistas. En este caso debemos agrupar varias señales para que formen una sola (que será nuestro "master") buscando que el conjunto mantenga la máxima sonoridad posible, o dicho de otro modo, tratando de lograr llenar todo el espectro musical y que no haya frecuencias desbocadas o demasiado "escondidas" respecto al resto, en cuyo caso las demás zonas del espectro perderán protagonismo provocando como consecuencia una sensación de mayor flaqueza en la escucha. Total, que de lo que se trata es de conseguir que nuestra mezcla suene lo más grande posible, y para esto no sirve dar muchos graves al bombo ni al bajo, ni comprimir el master salvajemente, etc. La única vía que nos acercará al mundo de las buenas mezclas es el camino de la sonoridad. Debemos conseguir la máxima que nos sea posible.


EL RANGO MEDIO ES DECISIVO

Como hemos visto, las voces e instrumentos tienen un rango de acción efectivo (ancho de banda) que viene determinado por la naturaleza de la señal. Es importante tener en cuenta los armónicos, y que estos queden definidos junto a la frecuencia fundamental de dicha señal.

Hay deslices típicos que solemos cometer al principio de nuestro camino en la ecualización, como es el de "dar agudos a todo", y el problema ya no está en hacerlo, si no en el "cómo lo hacemos". Generalmente el oído solicita un realce de altas frecuencias en cada pista individual, y lo más común es abusar de la zona de 10 Khz "y alrededores", realzando el mismo rango de frecuencias en todos las pistas que creemos faltas de "brillo". Este hecho se debe a que el oído busca recuperar los armónicos que han quedado enterrados en la captura de las pistas, y como a medida que nos acercamos a frecuencias altas los armónicos van perdiendo intensidad (al estar alejándonos de la frec. fundamental), tendemos a realzar de la zona más aguda que podamos excitar. Cuando llevamos a cabo este tipo de ejercicios terminamos con una mezcla muy poco definida y carente de fuerza, y con la existencia de una zona de altas frecuencias en la que varias pistas se baten entre ellas. La restauración de armónicos perdidos fue la principal causa que dió paso a la creación de los excitadores de armónicos allá en los 70.

Un ejemplo claro para explicar como evitar este tipo de manipulaciones erróneas de la EQ, puede ser una pista de voz. Ya se trate de una locución o de una pista cantada, el principal fin de la ecualización en este tipo de casos, es conseguir la mayor inteligibilidad que podamos.

¿Inteligibilidad? Sí, simplemente se trata intentar que la voz se entienda lo mejor posible, para que el mensaje se transmita con claridad. La voz humana predomina sobre todo en el rango medio, y si realzamos la zona de 10 Khz para buscar más definición, por ejemplo, debe constarnos que también estamos modificando el rango medio por extensión, y que los armónicos que se encuentran en esta zona quedarán más escondidos respecto a los que se encuentran más cercanos a la zona que hemos realzado en agudos. Quizá esa voz hubiera ganado más recortando unos dB´s en algún punto conflictivo que pudiese estar enturbiando el sonido en los medios inferiores, que realzando en 10 Khz directamente.

Lo mismo ocurre mezclando, ya que toda decisión que tomemos en una banda de frecuencias afectará en mayor o menor medida al resto de la mezcla. El rango medio es tan extenso que en él conviven multitud de fundamentales y armónicos de las diferentes pistas que nos aportan gran información acerca del carácter de cada instrumento. Por ejemplo, si en una mezcla el rango medio no es correcto, los pianos (un instrumento que abarca más de 7 octavas y que "ocupa" gran parte del espectro) no gozarán de toda su grandeza y sonarán delgados y sin vida; las voces y guitarras sonarán sin presencia, sin garra y sin personalidad alguna; la reverb también se verá afectada modificando la sensación de profundidad e imagen estéreo que pretendíamos en principio... etc.


Hay otro factor que influye a la hora de tratar con cuidado el rango medio, basado en que no todo el mundo tiene equipos de alta gama para escuchar música, con lo que el disponer de una mezcla con unas frecuencias medias equilibradas se traduce en una óptima reproducción en todo tipo de equipos de calidad media-baja. Imaginemos por un momento esa mezcla que tantas horas nos ha llevado para conseguir un buen "punch" en graves, con unas percusiones agudas penetrantes y definidas... y ahora imaginemos esa mezcla sonando por unos humildes altavoces multimedia... ¿qué nos queda si no se reproducen correctamente nuestras horas de trabajo en los extremos del espectro??? Debemos preocuparnos de que todo el rango audible posea calidad, y evitar dotar a nuestra música de una simple apariencia en equipos más capaces.

Los filtros "pasa-bajos" y "pasa-altos" ayudan a eliminar impurezas que no necesitamos en nuestra señal. Estos filtros son una especie de barreras que no permiten pasar frecuencias que se encuentren por encima de una dada (pasa-bajos) o viceversa (pasa-altos), aunque la caída del corte se produce de manera progresiva dependiendo del tipo de filtro que usemos (12 dB´s por octava, 24 dB´s, etc). Un ejemplo sería una flauta (que carece de frecuencias muy graves) en la que podemos aplicar un filtro pasa-altos en torno a los 60 Hz para evitar ruido asociado a movimientos del pie del músico, aire acondicionado, etc.

ACOMODANDO PISTAS EN LA MEZCLA

Teniendo en cuenta que la ecualización es una forma de alterar la intensidad de una señal, pero actuando sobre bandas concretas, llega un momento en el proceso de mezcla en el que podemos ir dejando de compensar nuestro pasaje sonoro usando los faders (volumen general de cada pista) y pasemos a actuar directamente sobre la ecualización de cada pista en busca de lograr más definición general y un buen equilibrio tonal, a base de situar cada instrumento correctamente respecto a los demás.

Comenzando por el extremo grave, conozcamos antes el problema al que nos enfrentamos si nos pasamos dando predominancia a este rango de frecuencias: el enmascaramiento.
Este fenómeno psicoacústico está basado en el principio de que el oído humano deja de percibir tan claramente un sonido cuando aparece otro con mayor volumen, aunque esto sería un breve resumen y en realidad habría que profundizar más para comprobar que el enmascaramiento se produce en base a frecuencias y no a volumen general de una señal, debido al funcionamiento interno de nuestro oído. Está demostrado que el oído humano puede escuchar ruido que se halle por debajo del umbral de la música, por ejemplo. Pero en el caso que nos ocupa (exceso en graves), me gustaría reseñar un tipo de enmascaramiento en concreto, que es el rodea el razonamiento de que un sonido grave puede enmascarar a uno agudo más débil, pero si invertimos la situación este fenómeno ya no ocurre (me refiero a si realzamos agudos intentando enmascarar las frecuencias graves). Por lo tanto es lógico pensar que para percibir unos graves potentes es necesario que estos guarden equilibrio con el resto, o de lo contrario (si abusamos) la mezcla sonará oscura y apagada.

El bajo y el bombo han de formar una masa compacta, y para ello hay que cuidar que entre los dos se ocupen de llenar la zona más grave del espectro, teniendo en cuenta que en este rango estaremos trabajando principalmente sobre el espacio comprendido entre la fundamental y el cuarto armónico (primeras dos octavas a partir de la fundamental). Por ejemplo, si escuchamos con atención un bajo podremos diferenciar esas dos octavas graves, una más profunda que "funciona" generalmente por debajo de 100 Hz (esto ya depende de la nota que esté sonando), y la segunda octava situada a el doble de valor en Hz de la primera octava. La primera octava es la que dota de profundidad y "pegada" abajo a nuestras mezclas. Es la que "vibra", por decirlo de algún modo. La dos siguientes armónicos son importantísimos, y debemos conseguir que estas dos primeras octavas de los instrumentos graves queden compensadas entre ellas, además de tratar de empastar bombo y bajo jugando con las fundamentales y armónicos de cada uno. Una vez en mezcla, notaremos que a veces es necesario actuar sobre la segunda octava del bajo (por ejemplo si el bombo predomina en la primera), y en otros casos, como puede ser el caso de un tema con guitarras con cuerpo (zona de 120- 300 Hz), debemos ser más conservadores con esta segunda octava del bajo, para poder hacer sitio para las guitarras. Como podemos comprobar, la ecualización también supone un continuo compromiso, al igual que otros procesos en la producción de audio.

El bajo es de los instrumentos más subestimados que conozco. En la mayoría de producciones se usa como "colchón" de graves, y sólo se aprovechan las dos octavas inferiores, dejando enterrado todo el "color" que este instrumento tiene en frecuencias medias. Es lógico que en las frecuencias medias se mueven demasiadas pistas que dificultan el dejar huecos para el bajo, pero que sepamos que hay vida más allá de los primeros armónicos, y recordemos que sin medios, el instrumento no goza de la misma personalidad, quedando relegado a un segundo plano parte de su carácter.

Como apunte, mencionar que el oído humano puede inventar en parte las octavas más graves aunque estas no estén presentes, por lo que recomendaría a aquellos que no posean monitores "full range" para poder saber qué pasa realmente "abajo del todo", que no arriesguen demasiado con los subgraves del espectro ya que es mejor quedarse corto que pasarse, atendiendo a las leyes de la psicoacústica. Esto asegurará una correcta reproducción en equipos pequeños, y que no acabemos con parte de la dinámica de la mezcla por culpa de realzar algo que no estamos oyendo.

Habiendo visto un poco por encima lo que ocurre en el rango grave y medio, pasemos ahora a conocer resumidamente "quién vive" en las frecuencias más altas.


Se puede decir que la banda de agudos comienza en la zona de 2 Khz si dividimos el espectro en 3 bandas virtuales. A partir de aquí el sonido pasa de ser "nasal" a "afilado" a medida que ascendemos hacia el extremo más agudo. En la zona de más alta, digamos que por encima de 12/14 Khz por poner una cifra de referencia, conviven multitud de armónicos prácticamente inaudibles, pero que el oído "siente" aunque no escuche. Algunos magnates del audio denominan este rango sobre-agudo como "zona de aire", y considero esta descripción como acertada debido a ese carácter inaudible pero informativo, aunque personalmente yo suelo referirme como "aire" a la zona más subgrave, en aquella que tampoco escuchamos las frecuencias graves, pero sí las sentimos en forma de vibración... o como si una tromba de aire nos golpease el cuerpo por momentos.


Volviendo al extremo más agudo, decir que en una mezcla podemos realzar esta zona para dotar de más viveza "gratuita" a nuestras piezas, pero como en el caso del tratamiento de las frecuencias más graves, se hace necesario el uso de una monitorización precisa si no queremos pasarnos y convertir el sonido en estridente y delgado en medios-graves (recordemos la interacción entre las diferentes bandas).

La zona situada entre 2 y 10 Khz aproximadamente corresponde a toda la definición en agudos de los instrumentos y voces. Como decía, y teniendo en cuenta que el oído es más sensible a estas frecuencias, cuando disponemos de una mezcla que suena bien "en medios" hemos logrado hacer más de la mitad del trabajo. Al fin y al cabo cuando nos fijamos en graves/agudos nos preocupamos más de que "estén ahí", que de la calidad que estos muestren, debido a nuestra menor sensibilidad en esas zonas y que nos impiden hacer juicios de valor tan críticos como podemos hacer en la zona media del espectro.

ECUALIZADORES: TIPOS, PARÁMETROS Y CARACTERÍSTICAS

Antes de ver en detalle los tipos, recordaremos una serie de parámetros:

La frecuencia central (fc) es el valor de la frecuencia sobre el que actúa cada filtro. Corresponde al valor sobre el cual su acción será máxima. La expresión de la frecuencia central en función de las frecuencias inferior y superior de corte f1 y f2 será:

F= (f1*f2)1/2

El ancho de banda (BW) determina la amplitud de la zona de trabajo. Se suele expresar de manera porcentual en los ecualizadores que presentan este potenciómetro. Indica la extensión a ambos lados de la frecuencia central que abarca la corrección efectuada por el filtro. Un valor grande indica una actuación sobre un rango de frecuencias muy grande. Con un valor pequeño actúa sobre un rango menor.

BW=(f2-f1)

El factor Q o selectividad indica la pendiente que tiene la curva de actuación del filtro. Cuanto menor sea este valor, la acción del filtro será más uniforme dentro de su ancho de banda.

aaaaaaa fc

Q=_________

aaaaaaa BW

La ganancia es la cantidad de amplificación o atenuación que provoca el filtro sobre la señal. Se expresa en decibelios para cada filtro y generalmente suele oscilar entre +- 12db.

Idealmente, la adaptación perfecta entre el equipo y el local de audición solo se podría conseguir si fuera posible gobernar el valor de amplitud para cada valor concreto de frecuencia. Esto es inviable, por lo que debemos reducir nuestras pretensiones y aceptar que nuestras posibilidades de actuación lo sean sobre bandas de frecuencia, más bien que sobre valores concretos.

El problema se simplifica en gran manera si pensamos que el oído humano no responde linealmente con la frecuencia, sino que lo hace logarítmicamente: esto es, el paso de 100Hz a 150Hz (50Hz de diferencia) le parece idéntico al que existe entre 1000Hz y 1500Hz (500Hz de diferencia). Por esta razón, por ejemplo, el teclado de los pianos está simbólicamente dividido en octavas, en las que la frecuencia de la primera nota de una de ellas es el doble que la de la primera nota de la octava anterior. De la misma forma, el espectro de frecuencias de audio se dividirá en bandas logarítmicas, octavas o múltiplos de esta, sobre las cuales se actuará.

Los controles de tono también son ecualizadores, aunque con un margen de actuación muy pobre, ya que cada uno de los mandos tiene asignada una banda de frecuencias de orden de cuatro octavas, aproximadamente.

En general, la experiencia práctica demuestra que si la banda bajo control es de media octava la regulación conseguida es muy buena; si el de una octava el control conseguido es bueno; con dos octavas se consigue una actuación suficiente, y así se puede ir disminuyendo hasta grados de actuación peores.

A continuación se describen los distintos tipos de ecualizadores, detallando sus características y posibilidades.

LOS ECUALIZADORES GRÁFICOS

El ecualizador grafico recibe su nombre de la inteligente disposición de sus potenciómetros deslizantes, colocados de tal manera que permiten visualizar la compensación realizada. Algunos de ellos disponen de un led de color en cada potenciómetro deslizante, lo cual permite una rápida visión de la misma.

Este es, sin duda, el tipo de ecualizador de mayor difusión. >Puede presentar diversos aspectos y pueden encontrarse desde ecualizadores con cinco controles hasta con 33 o más. El más típico es el ecualizador de octava en el que encontramos 10 puntos de control. Recordemos que el ancho de banda audible recorre 10 octavas: 30, 60, 125, 250, 500Hz, 1, 2, 4, 8 y 16KHz, y estas son las frecuencias de actuación del ecualizador. En general los ecualizadores gráficos permiten reforzar o atenuar la señal en unos 6 a 15dB, siempre sobre la misma frecuencia de trabajo.

Habitualmente los ecualizadores profesionales suelen disponer de un selector de BY-PASS o puenteado de la señal. Si esta está activa tenemos a la salida del ecualizador del proceso de la señal, lo cual puede servir para poder comparar la señal no ecualizada con la señal ecualizada. También es usual disponer de dos secciones de filtrado independientes para los canales izquierdo y derecho del sistema. Sus acciones serán totalmente independientes.

LOS ECUALIZADORES PARAMÉTRICOS

Los ecualizadores paramétricos controlan los tres parámetros fundamentales: ancho de banda, frecuencia central de actuación (Q) y amplitud de la señal. Aunque hasta el momento los ecualizadores más difundidos son los gráficos cada día irrumpen con más fuerza los paramétricos en el terreno profesional.

Los ecualizadores paramétricos están considerados como de los más potentes del mercado por su posibilidad de variación sobre todos los parámetros del filtro. Se utilizan básicamente para corregir problemas puntuales, localizando la frecuencia central en aquellos lugares exactos de la curva de respuesta en los que haya irregularidades. Una vez posicionados ajustaremos el ancho de banda para que sea el más parecido posible al de la irregularidad (cresta o valle) y se utilizará el control de ganancia de manera inversa a la acción de la curva.

Para tener acceso a una buena ecualización son necesarios, al menos, cuatro filtros en paralelo, cada uno correspondiente a las cuatro bandas en que dividimos el espectro (agudos, medios, bajos y muy bajos).

EFECTOS DE LA ECUALIZACIÓN SOBRE LAS FRECUENCIAS

Muy bajas frecuencias entre los 16 y 60Hz: Estas frecuencias dan al programa musical la sensación de potencia, sobre todo si se producen de forma súbita. Haciéndolo de forma continuada o con demasiado énfasis, producen un efecto de máscara sobre el auténtico programa musical. Deben de emplearse con moderación.

Frecuencias bajas entre 60 y 250Hz: Este margen contiene las notas fundamentales de la sensación de ritmo. La ecualización en esta banda puede producir un cambio de balance en el programa musical: demasiado refuerzo en esta banda puede hacer que le programa musical resulta atronador.

Banda media de 250 a 2000Hz: es la que contiene los armónicos de bajo valor de algunos instrumentos musicales; órganos de tubos, tuba, piano, bajo, etc. Demasiado cargado el refuerzo de esta banda puede producir un sonido muy nasal. Si el refuerzo se produce entre los 500 y 1KHz, el sonido resultante dará la sensación de proceder del interior de un tubo, mientras que si se origina entre la banda de 1 a 2KHz, la impresión será de un tubo metálico. Asimismo un exceso produce fatiga en poco rato al oyente.

Banda media - alta entre los 2 y 4KHz: Este margen resulta de extrema importancia para el reconocimiento de la voz. Si es modificada excesivamente, acusará la sensación de "Ceceo". Tiende a causar fatiga.

Banda de 4 a 6 KHz: esta es la responsable de la claridad y transparencia de la voz y los instrumentos. El incremento de ecualización sobre los 5KHz produce el mismo efecto sobre nuestro oído que si el programa se hubiera incrementado en 3 dB de nivel general. La atenuación produce un sonido más distante y transparente.

Banda de 6 a 16KHz: sirve para controlar el brillo y claridad de los sonidos. Demasiado refuerzo producirá un sonido cristalino y desagradable en las s y vocales.

LOS TRUCOS PARA ECUALIZAR

El mejor momento para usar un ecualizador gráfico durante la mezcla es cuando quieres que suene tan limpia y digital como sea posible. Los ecualizadores no sólo se usan para corregir defectos, sino también con fines creativos. Si escuchas un CD bien grabado te darás cuenta de que suena muy digital, y los ecualizadores son ideales para masterizar la mezcla final. Para conseguir un efecto de este tipo, lo más recomendable en la mayoría de los caos es una combinación de corte y realce. Para mi gusto, lo siguiente funciona muy bien:

VOCES: Realza las frecuencias más graves 3-4KHz, y para los coros, corta los bajos un poquito. Esto ayuda a que el sonido se mezcle mejor con el resto.

BATERÍA: Realza las frecuencias entre 4-6KHz y, para darle más peso, realza también las que están entre 70 y 90Hz. El truco general es que no suene demasiado pesada, sino brillante y sólida. Para conseguir un sonido directo y rompedor, te servirá un pequeño realce alrededor de los 80Hz.

BAJO: Para dar más energía a este instrumento prueba lo mismo en la banda de 2-3KHz. Si realzas alrededor de 80Hz subrayarás mucho los graves, y si realzas entre 500 y 800 Hz le darás al sonido un tono más agresivo.

PIANO: Este un sonido más natural, así que el uso de la EQ ayudará más bien poco. Sin embargo, si quieres dar más presencia a los graves, realza en la banda de 90-150KHz y para el ataque sube un poco los 4-6KHz. Si el sonido queda emborronado, corta las frecuencias entre 250 y 350Hz.

METALES Y CUERDAS: Como el sonido de los metales es brillante, realza las frecuencias entre 6-10KHz, pero sin pasarte. Para dulcificarlo, corta entre 1KHz y 3.5KHz. Para un resultado más cálido con cuerdas, metales y sonidos sintetizados, añade realza un poco entre 300 y 400 KHz. Para que los sonidos brillantes resulten más espectaculares, dales más presencia en el rango de los 600Hz-5KHz.

PARA QUITAR RUIDOS: El último truco debería resultar muy útil para quitar los ruidos. Si grabas usando un micrófono, no lo pangas cerca delos altavoces, o maltratarás tus oídos. Para quitar ruiditos corta las frecuencias entre 50 y 100Hz usando un buen ecualizador como, por ejemplo, los que vienen en Cubase VST, WaveLab, Cool Edit, Logic o Cakewalk.

El ecualizador es el elemento que permite modificar la curva de respuesta en frecuencia de un sistema de audio. Esta modificación se realiza con el empleo de filtros, alterando, mediante la actuación sobre sus controles, la señal recibida y modificando así la respuesta idónea para el local y tipo de música deseada.

Entendamos pues que el verdadero fin de la ecualización es tratar de conseguir el mayor equilibrio tonal posible usando las diferentes pistas que forman una pieza musical. Cualquier modificación que realicemos sobre un cierto rango de frecuencias afectará a los instrumentos que predominen en esa zona. Así, un realce en graves producirá que el bombo y bajo aumenten su volumen respecto al resto, y un aumento de altas frecuencias provocará que por ejemplo los platos de la batería se disparen relativamente. Quizá si creo que falta brillo en general, debiera bajar antes el nivel de los platos para que el resultado no suene tan incoherente. Lo mismo se aplica a todo el espectro.

Este documento fue sacado de varios sitios donde se habla de la ecualización, cualquier duda se pueden remitir a estos sitios:

http://www.sonidoyaudio.com/sya/vp-tid:2-pid:10-principios_de_la_ecualizacion.html

http://www.ispmusica.com/articulo.asp?id=610

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