Si deseas tener una buena referencia o disfrutar de un buen sonido cuando vayas a un concierto en vivo de tu agrupación o interprete favorito debes tener en cuenta una serie de requisitos, así nos plantea Redacción de SYA (Tana) en su artículo “SITUACIÓN ÓPTIMA DEL ESPECTADOR EN UN CONCIERTO EN DIRECTO” que les quise traer por que es algo muy interesante no solo para los sonidistas sino para los que le gustan participar de estos eventos.
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Para comenzar, el problema principal que se presenta en un directo, es que los altavoces forman una columna a cada lado del escenario, y que de no colocarnos en un plano centrado ante el escenario, el sonido proveniente de cada columna llegará a nuestros oídos en tiempos diferentes. Esto produce los llamados "filtros de peine" y que afectan a nuestra percepción sonora de una manera destructiva.
No quiero liar al que no entienda de formas de onda y fases, pero imaginad que una onda sonora viaja en el espacio "dibujando" ciclos positivos/negativos, como una ola que sube y baja pasando por una línea central en cada ciclo que completa. Cuando una señal llega a un oído antes que a otro, o lo que ocurre en los directos, cuando una señal proveniente de dos puntos distintos llega a nuestra cabeza en diferentes momentos temporales, percibimos unas frecuencias coinciden en ciclo positivo (las que vienen de una columna de altavoces), otras en negativo (que provienen de el otro lado del escenario), y que por lo tanto se cancelan, haciéndose inaudibles o casi. El resto de frecuencias sufrirá mayor o menor coloración al no encontrarse en extremos opuestos positivo/negativo, intercediendo menos entre la señal que procede de cada fuente emisora (cada columna de la P.A.). Pero lo dicho, no os liéis con esto porque es un tema extenso que me sería imposible explicar aquí, y tampoco es necesario su comprensión para asimilar y disfrutar del fin de este artículo, que es sencillamente dónde situarse ante el escenario y punto, aunque es algo que podemos hablar en otro momento.
Es importante destacar que los mayores problemas audibles ocurren en frecuencias graves, ya que al tratarse de ondas con una longitud larga, son las que se ven más afectadas por los cambios de posición del oyente en un evento. Esto es totalmente comprensible si tenemos en cuenta que por ejemplo, una señal de 20 Hz en el aire tiene una longitud de unos 17 metros, aproximadamente, y que a medida que avanzamos metros hacia un lado del escenario, percibiremos la zona de 20 Hz con menor volumen debido a que las señales provenientes de ambos altavoces llegan a destiempo, haciendo que el rango de 20 Hz pierda fuerza debido a que ambas ondas dejan de coincidir correctamente para que se sumen.
Expliquemos este fenómeno de una manera sencilla. Imaginemos que damos un valor virtual de "1"a cada columna sonora de la P.A. (Public Address, o equipo de refuerzo sonoro).
-Si nos situamos en el centro, entre ambas, obtendremos un valor de 1+1 de presión sonora. Estaremos percibiendo ambas señales "en fase" y aquí es donde más disfrutaremos de la presión total, así como de una imagen estéreo apropiada al encontrarnos a la misma distancia de ambas columnas.
- Si nos situamos frente a una de las columnas, estaremos perdiendo o desaprovechando parte de la señal de la columna que hemos dejado lejos, repercutiendo en una experiencia sonora de menor presión, aunque aún válida en frecuencias graves, como veremos un poco más adelante. En este caso la imagen estéreo se desvirtúa, y los sonidos que estén panoramizados al lado contrario de donde estamos situados, se verán penalizados por nuestra percepción. De todos modos, este es mejor lugar para escuchar que entre el centro y una de las columnas.
- Por lo tanto, la peor de las opciones es situarse entre una columna y el centro del escenario, donde se producen los mayores problemas de fase en frecuencias graves. O sea, si contamos con que el ancho total es el comprendido entre ambas columnas y que el centro lo determina el plano en el que se sitúan escenario y mesa del técnico en el exterior, el peor punto de escucha es 1/4 del ancho total. Esto se debe a que los graves de una columna llegan a nuestros oídos en fase positiva, y los de la otra columna en fase negativa o contrafase debido a la distancia que hay desde nosotros a cada una de ellas. Total, que el rango de graves de una columna estará en oposición a los de la otra, causando una impresión auditiva de "vacío" en ese rango de frecuencias.
Hagamos un experimento práctico. En el próximo directo al que asistas, prueba a comenzar situándote en el centro y a escuchar detenidamente. Ahora, vete desplazándote por ejemplo hacia la izquierda, mientras escuchas cómo varía el resultado en frecuencias graves. Notarás que vas perdiendo parte del cuerpo del bombo y del bajo, por ejemplo, llegando a un punto en que se pierde una cantidad importante de presión sonora en graves. Quédate quieto en el punto que consideres más flojo (usa tu oído) en cuanto a sonido se refiere, y verás que estás situado entre el centro del escenario, y la columna a la que te estabas acercando poco a poco. Es el peor punto de escucha, ya que se pierde la "pegada" efectiva del equipo, y la mezcla resultante se antoja pobre y "fofa", con unos graves que distan bastante de la realidad, quedando toda la zona de medios-graves casi escondida e inutilizada respecto al resto de frecuencias. A medida que nos vamos acercando a la columna de la P.A. hacia la que estamos caminando, notaremos que todo va volviendo a la normalidad en cuanto a equilibrio tonal y que esos graves perdidos se van recuperando y equilibrando con el resto de frecuencias. Esta es otra buena zona de escucha, pero hay que tener en cuenta que aquí sólo tenemos la mitad de presión sonora total (1 en vez de 1+1 que tenemos en el centro de ambas columnas), además de contar con una imagen estéreo incorrecta, como ya comentaba antes.
¿Y qué ocurre con las frecuencias más agudas? Al poseer longitudes de onda más cortas que las frecuencias graves, se ven menos alteradas por los desplazamientos del oyente. Mientras los graves se ven afectados por distancias relativas del oyente que podemos determinar en metros, las frecuencias medias y agudas poseen las "púas" más estrechas (hablamos de filtros de peine) y los posibles desfases pasan más desapercibidos al oído. Como nota, decir que por ejemplo una frecuencia muy aguda ya posee una longitud de onda tan corta, que un oído podría estar en fase con esa frecuencia percibida, y el otro no. No obstante, si nos fijamos en nuestros desplazamientos laterales, el rango de medio y agudos también sufre coloración dependiendo de nuestra situación relativa en cada momento, debido a las diferentes cancelaciones que experimentamos por nuestra posición respecto a las cajas acústicas, así como las interferencias que se producen entre cada una de ellas... y sumado a la dificultad que entraña lograr buenos ángulos de dispersión en los equipos de refuerzo sonoro, cuestión contra la que llevan luchando tantos años los fabricantes y desarrolladores de amplificación profesional.
Viendo que el fenómeno de los filtros de peine que se crean en directo afecta mucho más a las frecuencias graves, es lógico pensar que para escuchar todo el espectro correctamente hemos de situarnos lo más centrados que sea posible, contando con que es en ese punto donde tendremos la máxima presión en graves y consiguiendo así un equilibrio perfecto con las frecuencias medias y agudas que emanan del equipo.
Las zonas que sufren degradación sonora debido a nuestra situación relativa ante las P.A. de llaman "zonas de cancelación", y como es de suponer, en un directo nos encontramos con público a lo largo de todo el terreno disponible ante el escenario. ¿Qué puede hacer el técnico de sonido para remediar los problemas de cancelaciones de fase en esas "zonas no aptas para escuchar"? Pues como suele ocurrir en el mundo del audio, el técnico ha de recurrir a compromisos.
Una de las "pseudo" soluciones estriba en buscar en el centro un sonido exagerado en frecuencias graves. O sea, un poco "pasado" de graves, con el fin de obtener un mejor equilibrio a medida que nos alejamos del plano central respecto al escenario. Los espectadores situados al centro apreciarán así este exceso de frecuencias graves que puede pasar desapercibido para muchos oídos (e incluso agradable), y a cambio se consigue que no se rompa tan drásticamente el equilibrio total del espectro de frecuencias cuando nos alejamos de ese punto central.
Otra de las soluciones consiste en lograr una buena colocación de los sub-woofers de la P.A. y situarlos en el centro del escenario, buscando una difusión monofónica de las frecuencias graves, con lo que la situación del oyente no repercute en las cancelaciones de fase, que en este caso serían inexistentes en frecuencias graves. El problema aquí viene dado por la dificultad que entraña que no surjan problemas de fase entre los sub-woofers y los altavoces satélites que están más elevados, y que se encargan del resto de frecuencias. También se suele recurrir a una separación espaciada de los sub-woofers, colocando las cajas de manera paralela al escenario, delante de éste, y con una distancia previamente calculada entre las diferentes cajas de graves. Esto también acarrea problemas de fases entre los diferentes sub-woofers, por eso notaréis que habitualmente se colocan las cajas al modo tradicional, todas apiladas a ambos lados del escenario. Este hecho suele estar relacionado con aquella frase que decía "más vale malo conocido, que bueno por conocer". La dificultad que entraña el perseguir una buena dispersión del sonido es un reto que pocas empresas de sonido suelen acometer.
Los sistemas "line array" que últimamente se están extendiendo tanto son un intento por paliar todos los problemas referentes a la dispersión del sonido en directo. El objetivo de estos sistemas consiste en lograr dispersar el sonido de una manera equilibrada, tanto a lo largo (cerca/lejos del escenario) como a lo ancho (extremo izquierdo/derecho del evento) y sin que se produzcan o evitando en la medida de lo posible las interferencias de fase entre las distintas cajas, hecho que enturbiaría el sonido así como una dispersión equilibrada.
RESUMIENDO
Lo más importante de todo este "ladrillo" es entender que el problema de cancelaciones de fase se produce cuando dos fuentes iguales que llegan a nosotros con una diferencia temporal entre ellas. En ese momento, y dependiendo del retardo entre una y otra, se verán afectadas en mayor o menor grado unas frecuencias u otras.
Como la longitud de onda en frecuencias graves es más larga, así como la anchura formada por sus valles y crestas es mayor que en frecuencias más agudas, estás frecuencias graves son las que mayor coloración sufren a nuestro oído y las que mayor variación experimentan dependiendo de nuestra situación. Así, pequeñas variaciones de nuestra posición harán que una frecuencia media o aguda esté en fase, en desfase, y vuelva a estar en fase... sólo con movernos en cuestión de centímetros. Pero como los valles y crestas que caracterizan a estas frecuencias son estrechos, las coloraciones tonales pasan más desapercibidas al oído.
En frecuencias graves las distancias necesarias para percibir alteraciones o coloraciones del sonido ya se miden en metros, debido a la mayor longitud de onda de estas frecuencias, como ya hemos visto, y la calidad de sonido y mezcla general equilibrada de frecuencias, ya se ve más condicionada por el hecho de alejarnos del centro, y no volverá a ser equilibrada aunque con casi la mitad de presión sonora) hasta que nos encontremos frente a una de las columnas laterales que forman la P.A.
Visto esto, está claro que tenemos en nuestra mano la capacidad de "ecualizar" el sonido de un directo tan sólo con nuestra posición. ¡Bien! Esto supone todo un atractivo, sobre todo para aquellos que consideren el sonido como algo digno de disfrutar, que sumado a la experiencia visual del espectáculo colabora a que los conciertos se vivan plenamente y que el arte se manifieste en todo su esplendor.
Si el técnico de sonido es pésimo, ayudemos al sonido buscando un punto de escucha óptimo, o vayámonos a casa si somos demasiado melómanos, para no sufrir demasiado en estos casos. Y si el técnico es de los que se preocupan, disfrutemos de su talento y de la capacidad de los músicos y equipo de sonido, y situémonos al centro, ante el escenario, ya sea en la zona de delante o de detrás de la mesa de mezclas, para así gozar de toda la patada en graves que proporcionan los equipos actuales, así como una extensión completa en el espectro de frecuencias y una imagen estéreo ideal.
De este modo, a medida que los fabricantes de equipos profesionales de audio vean que en los conciertos la gente se apelotona en el centro, dejando todo el resto libre y sin ocupar, valorarán seriamente la importancia que tiene una buena dispersión del sonido (que ya lo tienen en cuenta, ojo), así como la correcta colocación de los diferentes tipos de cajas (sobre todo la situación y separación entre subwoofers) dependiendo del rango de frecuencias al que estén destinados a producir evitando todo lo posible los problemas asociados a cancelaciones de fase.
Aún así, existen limitaciones físicas que dudo que ni los fabricantes puedan solventar e bastante tiempo, y quizá el compromiso ideal esté en colocar todos los subwoofers al centro en busca de una reproducción de graves lo más monofónica posible, como es natural en frecuencias graves (el oído humano no percibe situación espacial de las frecuencias graves hasta superados los 200-250 Hz). De este modo se logra al menos que las frecuencias graves lleguen a nosotros sin diferencias temporales, al emanar éstas de un único punto. Vemos cómo van resolviendo estos problemas la ingeniería y la ciencia, y mientras nosotros nos limitaremos a escuchar y disfrutar de sus avances.